sábado, 22 de febrero de 2014

La Última Noche




La esperó en el lugar que habían acordado diez años atrás... Durante aquella interminable espera no pudo evitar que sus recuerdos afloraran de nuevo, una vez más.

"Aquella noche nos habíamos amado como nunca lo habíamos hecho. Siempre era como un juego. Nuestros ojos se buscaban y encontraban entre las gentes. Un par de miradas furtivas, unas sonrisas cómplices o un encuentro accidentado eran suficientes. Encender la chispa que nos consumiría por dentro. A la luz de un candil y con la perpetuidad de quien hace inmortal una canción, nuestros cuerpos deseosos se dieron al placer. Impregnando esas sábanas que aún conservan nuestra esencia. Testigo palpable del fluir de nuestros poros, de la caricias y los bellos de punta. De la adrenalina derramada. A veces siento que sigo allí. Que mi alma jamás abandonó esa cama. Nunca quisimos que esa noche llegara a su fin pero el reloj, inapelable juez, marcaba inexorable el tic-tac de los segundos que martilleaban al compás del corazón, grabando en la memoria aquellos últimos momentos. Nos entregamos uno sobre el otro a una narcosis efímera, deseando que Morfeo la hiciera eterna. Pero el alba nos devolvió a la realidad. Por entre las cortinas, rasgadas por la pasión, se colaban hilos de luz que rompían la oscuridad en millones de cristales. Dibujando las siluetas de dos cuerpos escarchados en sudor. No pudimos reprimir lo inevitable... Nos amamos una vez más..." 

Nunca volvieron a verse.
El silbido punzante del tren le atravesó como un puñal en el centro de su pecho. Con un grito ahogado se devolvió a la realidad, no sin antes revivir la sonrisa que se habían dedicado al partir. Supo que no iba a volver. Regreso sobre sus pasos y al salir de ese lugar una imborrable melodía comenzó a percutir nuevamente en su cabeza, como tantas noches en que le había robado el sueño. Se dirigió hacia la casa del acantilado. Allí donde se habían amado en secreto, Allí donde realmente habían sido uno. Allí donde se juraron amor eterno. El mar le devolvió todos los susurros y confidencias que en él habían depositado, y el dolor se hizo insoportable. Caminó hacia el precipicio. Supo que jamás podría olvidarla. Se entregó al vacío. Se ahogó en el recuerdo de La Última Noche. Saltó...


Isaac Ortigosa.



8 comentarios:

  1. Una historia con sentimientos profundamente exprimidos. Muy bonita.

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    1. Es una historia que quizá algún día pueda desarrollar con mayor contenido y llegar a convertirse en algo más que un post. Gracias por tus palabras!!!

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  2. Muy bueno, poeticamente tragico, que empezo como una gran historia de amor descrita en palabras llenas de deseo, el ultimo momento marca el recuerdo de dias placenteros, pero el fin de una vida de quien habia conocido el placer fugaz, pero termino perdiendolo y en su muerte solo podria encontrar ese alivido, que no conseguia por no poder olvidar aquellas placenteras noches de amor.
    ¡Excelentisimo escrito!

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    1. Gracias por tus observaciones y tus palabras y valoración. En realidad, es en la muerte donde sólo puede hallar consuelo, pero más que una muerte física, y aunque así lo refleje, es la muerte de un amor. O incluso más que la muerte de ese amor, un punto final al mismo. Que cada cual lo interprete y lo sienta como le llegue. Saludos!!!

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  3. Muy bien escrito. Saludos, y que conste que intento suscribirme al blog, pero me da error. Y me hubiera gustado que no se tirara :(

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    1. Hola Javier, gracias por tu aportación, celebro que te guste. Has intentado suscribirte a través de mail o en el apartado Participa? En cualquiera de los dos puedes hacerte seguidor. Existe otro modo que añadiendo la URL de mi blog manualmente a los blogs que sigues en el escritorio de tu blogger, si usas esta plataforma. Saludos!!!

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  4. Me encanta la letra , muy conmovedora .

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