"Aprende a morir y aprenderás a vivir"
Quiero morir un día catorce... Lo tengo decidido. Ya se que no es algo que yo pueda elegir (a no ser que me suicide y no lo haría jamás). Pero si quiero que sea ese día. Me encanta el número 14. Para mi tiene muchas connotaciones importantes. Cierto es que su origen quizá no sea nada trascendental, pero desde que llegó a mi vida me ha acompañado siempre. No pretendo hablar del número, quizá en otra ocasión. Quiero hablar de mi muerte.
Es bonito aceptar que vamos a morir algún día, es algo natural. Y deberíamos intentar tomar ese momento como algo positivo.
La muerte siempre dignifica, no es mala, te da un fin. En las mejores historias lo primero que deberíamos pensar es en el final. Si tienes un buen final tendrás una gran historia. A partir de ahí puedes pensar como quieres que ocurra todo y con permiso del destino ir trazando tu camino, los personajes que en ella aparecen, los tiempos, todo.
Y no tratar ese momento como un momento triste o sentir compasión por la persona que fallece. Puedes sentir emoción, por lo que esa persona significaba para ti, recordarla por todo lo que te dio, por todo lo que viviste con ella. Esa persona no merece que sientas tristeza ni compasión por ella. La compasión es absurda, no vale para nada.
Morir es necesario para dejar un legado. Pienso en todo aquello que dejaré en las personas que han pasado y están en mi vida y me siento feliz. Compartir con ellos cada historia, cada momento, cada beso, abrazo, caricia... Eso es lo que dejaré en ellos. Al igual que todos esos recuerdos y objetos que guardo desde que tenía 14 años en unas cajas de cartón. Eso también quedará para ellos. Siempre pensé que me gustaría que me incineraran con ellas. Quiero que me incineren porque no quiero que nadie tenga la obligación de visitarme en un lugar determinado, prefiero que me recuerde en todas partes. Ahora he cambiado de opinión. Quiero que las compartan, que vean y sientan como viví en aquella época, que conozcan a la persona antes y después de aquel momento. Que sean participes de mi cambio, de mi progreso y mi maduración. Que puedan conocerme plenamente. Cuando morimos nos transformamos en la gente que nos ha conocido, nuestros recuerdos perduran, nuestra vida se divide y nos multiplicamos.
Así pues, no debemos relacionar la muerte con el dolor ni pérdida. Debemos relacionarla con la vida, con un fin digno.
Yo quiero morir un día catorce. Me gustaría que fuera otoño, quizá el mes de noviembre. Me gusta el mes de noviembre. Llueve, hace frío, la tierra mojada, tiene un halo melancólico... Me gusta estar en casa los noviembre con una manta en el sofá, una charla, una peli (me encanta Noviembre Dulce), música... Y alrededor la gente que quiero...
Quiero morir sabiendo que no me he dejado nada por vivir. Que en todo lo que hice se quedó mi esencia. Que el legado que dejo es extenso, más inmaterial que material. Que le puse ganas, que siempre lo intenté todo y que no he de arrepentirme de nada. No puedo arrepentirme de las decisiones que tomé. He de aceptar que mi yo anterior tomara esas decisiones porque creo que hizo lo mejor con los datos que tenía.
Me gustaría que fuera en un lugar tranquilo. Quizá una casa en un bosque, al lado de una chimenea, leyendo o escribiendo alguna de mis historias o relatos.
Sí, eso, un día catorce de un mes de noviembre, otoño, en un bosque junto a mis relatos y libros favoritos... ¿Hay algo más mágico? Para mi no.
Cuando muera se que lo haré feliz. Habré conseguido aquellas cosas que me propuse o no, pero nunca podré reprocharme el haberlo intentado.
Moriré cuando sea, cuando me toque. No buscaré la muerte pero tampoco le tendré miedo. No tendré miedo a perder, no perderé nada. Habré ganado toda una vida...
Sabemos que día hemos nacido pero no que día moriremos... Deberíamos al menos poder elegir, ¿no? Yo lo tengo decidido. Quiero morir un día catorce.
Isaac Ortigosa
Inspirado por #ElMundoAmarillo de #AlbertEspinosa
Hola, primero de todo felicitarte por este pequeño escrito, desde luego me ha hecho pensar sobre MI día. Sin embargo, si pudiese escoger un día, creo que escogería el 21, si, es el mismo en el que nací, y debe parecer muy monótono, pero es por ese motivo y por lo agradecida que estoy a que ese día exacto, naciera el fruto de tantos millones de casualidades y que me diese la oportunidad de conocer el mundo. Espero que cuando ese día llegue, sea 21 o no, pueda mirar hacia atrás y observar las huellas que ha dejado mi camino en este pequeño infinito universo.
ResponderEliminarLo importante en sí no es el día. Aunque yo pongo fecha a ese día porque es un número que me gusta y que de elegir, escogería ese. Lo importante es tratar a ese día como una parte más de la vida. Como un final digno. Aceptarlo y hablar de el sin tabúes. Pensar que no dejas nada y que mirando atrás te sientes orgulloso/a del camino recorrido. Lo importante es saber aceptar la muerte, propia o de seres queridos, de una forma natural para que esa "pérdida" como muchos la llaman sea más llevadera.
ResponderEliminarGracias por tus palabras y por leerme, un placer que te haya gustado. Saludos
Yo solo felicitarte por tus escritos. Me gustas, expresas muy bien lo que sientes y piensas. Yo no puedo opinar lo mismo de mi pues solo de pensar en ello me acobardo y me entra el panico. Soy una cobarde en ese sentido lo se pero soy asi. Y se que nacemos y despues tenemos que morir pero mejor no pensar en ello. Tu encambio lo escribes tan natural. En fin un placer leerte y lo seguire haciendo. Un saludo
ResponderEliminarLo difícil del camino es a veces dar el primer paso. Si lo tomas como algo que tiene que llegar y lo vas asimilando poco a poco, lo harás tuyo de una forma natural. Te animo a ello. Me alegra que te guste lo que escribo, espero que me sigas por mucho tiempo. Un saludo
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